Ni siquiera esa lluvia suave y
profunda puede borrar tu esencia de lino y cedro. La puerta entreabierta
permite oír cada gota que se desliza. Intuir el placer y la emoción del agua al acariciar tu
cuerpo, tus pechos. Te penetra hasta la última célula y te reconoce en tu
desnudez. Pero no me preocupa. No podrá impedir que sigas siendo igual a vos
misma. Aunque el diluvio te envolviera, no hay marea suficiente en el Universo
para lavar la suavidad impermeable de tu dulzura.
miércoles, 15 de agosto de 2018
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