miércoles, 15 de agosto de 2018


Ni siquiera esa lluvia suave y profunda puede borrar tu esencia de lino y cedro. La puerta entreabierta permite oír cada gota que se desliza. Intuir el  placer y la emoción del agua al acariciar tu cuerpo, tus pechos. Te penetra hasta la última célula y te reconoce en tu desnudez. Pero no me preocupa. No podrá impedir que sigas siendo igual a vos misma. Aunque el diluvio te envolviera, no hay marea suficiente en el Universo para lavar la suavidad impermeable de tu dulzura.



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