Tal vez, solo Casualidad. De hecho, ¿qué otra cosa podría ser, sino? Viendo televisión, detuvimos la marcha frenética de nuestro control remoto desconsolado frente a la nada misma que debe recorrer. El motivo: una película donde aparecía una imagen muy familiar. Sí, justo esta misma noche de domingo previo, una calle y una esquina de Mar de Ajó se despidieron virtualmente de mí. Para ustedes (con muy distintos grados, seguramente) el lugar no implica recuerdos significativos. Para mí, en cambio, por lejos, muy lejos, ahí viví las que fueron las mejores vacaciones de mi vida. Además era, para papi y mami, SU lugar. Un espacio de descanso y, nada menos, un orgullo para dos hijos de inmigrantes que se criaron con muy poco. La realidad es que en los últimos años no pude ni tenía mucho sentido ir a esa Costa tan sentida. Qué se yo..., una etapa ya cerrada. Mañana, el portazo es definitivo. No duele ni estoy demasiado triste. Pero, fue hermosa la despedida de la Casualidad. Y las teclas del control remoto, agradecidas por la pausa.
miércoles, 12 de marzo de 2025
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