martes, 1 de octubre de 2019


La gris mañana me intima a dejarte un murmullo de silencios. Acercarme, mirar tu carita dormida, y tratar de acompañar tus sueños. Escuchar tu presencia latente y besar el aire que te inspira. El paso de las horas, irá acercando nuestras esencias. Tu sentido y el mío cobrarán otra realidad. Serán y, en ese mismo acto, nos permitirán ser nosotros y cada uno.




Que placer encontrar espacio blanco para llenarlo. Garabatear sin sentido. Esperando un flujo de palabras que cobren algún sentido. Que den cause al dolor, la angustia y la esperanza.  Que te hablen, me hablen, no sé muy bien, qué.  Con tal, palabras más, palabras menos, ya casi todo está dicho. Pero uno tiene que decirlo, escribirlo. Contártelo y contármelo. El problema es encontrar la combinación de letras justas. Y no siempre puedo. Sólo por excepción, logro decir lo que quiero y que algo de poesía me acompañe.  Tal vez tenga que probar otro día. Tal vez este sea sólo, uno más, entre otros tantos intentos fallidos. Tal vez sea, una vez más, sólo una forma de desahogo. Sea como sea, bienvenido.



Tal vez la mirada poética sea sólo una forma de mentira para sobrevivir. Una manera de eludir la fría piedra de la materialidad y la insensible rutina. De escapar, por un momento, del desierto helado; de lo efímero, que nos quema en el fuego del sin sentido. ¿Qué sería sino la existencia? ¿Cómo podríamos respirar, siquiera, una vez asesinadas las fantasías de la infancia y los sueños de la adolescencia?


Su finalidad es trasladarnos en el Espacio; no hay duda. Sin embargo, con solo ingresar en sus oscuros pero iluminados pasadizos, las antigu...