Salvo en mi lejana y mítica infancia, nunca quise ser militar. Sin
embargo, la existencia por momentos obliga. Hay momentos en que siento ser el
general de mi propio desfile de dolor. Absorto, contemplo mis tiempos como si
fueran ejércitos de amargura desfilando por una efímera eternidad sin sentido.
miércoles, 12 de febrero de 2020
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