miércoles, 12 de febrero de 2020


Salvo en mi lejana y mítica infancia, nunca quise ser militar. Sin embargo, la existencia por momentos obliga. Hay momentos en que siento ser el general de mi propio desfile de dolor. Absorto, contemplo mis tiempos como si fueran ejércitos de amargura desfilando por una efímera eternidad sin sentido.


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