Su finalidad es trasladarnos en el Espacio; no hay duda. Sin embargo, con solo ingresar en sus oscuros pero iluminados pasadizos, las antiguas estaciones del subte porteño nos permiten -por el mismo boleto- viajar en el Tiempo. Vías, túneles y entorno son tan similares al pasado, que engañan nuestros sentidos y escapan a la modernización forzada de la superficie. Los claroscuros permanentes, la espera cansina y silenciosa de cientos, la ausencia de sonidos y los ruidos de siempre, por momentos parecen trasladarnos a un laberinto atemporal. Solo el ingreso de nuevos vagones a la terminal desierta y mojada, logra interrumpir la engañosa magia nostálgica en este invierno gris y destemplado de hoy, pero de hace 50 años.
Tresbitrancitos
viernes, 29 de marzo de 2024
miércoles, 27 de marzo de 2024
martes, 7 de noviembre de 2023
La velocidad del espanto. Así, por momentos, es el sentir del consumismo avasallante. Así, la convivencia con la tecnología que se desarrolla vertiginosamente para hacernos la vida más "simple" y "fácil"; más aislados/comunicados, "dominados" y "amaestrados". Casi no se detiene. Sensación infinita de sobrellevar la existencia en un tren expreso que podría detenerse en un choque fatal. Solo esporádicas pausas en las estaciones-oasis, permiten respirar y sentir un alivio del ser.
Su finalidad es trasladarnos en el Espacio; no hay duda. Sin embargo, con solo ingresar en sus oscuros pero iluminados pasadizos, las antiguas estaciones del subte porteño nos permiten -por el mismo boleto- viajar en el Tiempo. Vías, tuneles y entorno son tan similares al pasado, que engañan nuestros sentidos y escapan a la modernización forzada de la superficie. Los claroscuros permanentes, la espera cansina y silenciosa de cientos, la ausencia de sonidos y los ruidos de siempre, por momentos parecen trasladarnos a un laberinto atemporal. Solo el ingreso de nuevos vagones a la terminal desierta y mojada, logra interrumpir la engañosa magia nostálgica en este invierno gris y destemplado de hoy, pero de hace 50 años.
martes, 31 de octubre de 2023
"De los barcos que llegaron al Río de la Plata, muchos de los
pasajeros árabes pasaron sus primeros días en el país en el Hotel de
Inmigrantes, primera estación en su periplo para convertirse en argentinos. La
siguiente estación, para muchos de ellos, fue el conventillo en Buenos Aires...
". [ de un libro x...]
Abuelo Isac. Recién
"te leí", pero nunca te conocí. Hasta ahora, siempre asocié tu imagen
con esas fotos en blanco y negro donde, como mi padrino, acompañabas mis
lamentos luego del bautismo en manos de un rabino desconocido.
Te fuiste antes de
que logrará tener conciencia clara de nuestro mundo. Durante más de cincuenta
años, en ocasiones, apareciste sin previo aviso en alguna charla/recuerdo
familiar. Ahora, de imprevisto, me pareció "verte". Y, mientras te
"miraba", tratar de imaginarte echado en algún rincón de ese Hotel de
recién llegados con cientos de idiomas y culturas diferentes. En
esos momentos tan especiales, seguramente nunca se te hubiera ocurrido que, un siglo después, algunos rastros de tus semillas te imaginarán en ese extraño lugar y
te escribieran tratando de fantasear con conocerte un poco más.
Tal vez, tu
existencia nunca haya transcurrido por ese paso obligado para los recién
llegados. No importa. En mis fantasías, sí estuviste. En la imaginación que me
asaltó al leer ese párrafo, te vi soñando y luchando con miedos y esperanzas.
Con poder adaptarte a una vida tan distinta. Supongo que lo lograste. Quizás,
por ello, hoy puedo escribirte en esa misma lengua que nunca terminaste de
aprender a leer.
Aunque sólo sea una
forma de engañarme, siento que hoy estuve un poco más "cerca"
tuyo. Valió la pena encontrarme con ese párrafo perdido en un libro
cualquiera.
Su finalidad es trasladarnos en el Espacio; no hay duda. Sin embargo, con solo ingresar en sus oscuros pero iluminados pasadizos, las antigu...
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Su finalidad es trasladarnos en el Espacio; no hay duda. Sin embargo, con solo ingresar en sus oscuros pero iluminados pasadizos, las antigu...
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Sumando minutos de vida que se esfuman para siempre, acompañados por el calor del sol y por el descanso del nada hacer.
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La velocidad del espanto. Así, por momentos, es el sentir del consumismo avasallante. Así, la convivencia con la tecnología que se desarrol...