Podemos seguir hablando de un colega docente que, roza la gloria, convirtiéndole un gol a Boca. Podemos recordar la tristísima fecha de resultar subcampeones de la Libertadores, perdiendo la final contra nuestro clásico rival. Podemos, todavía, sentir la cercana derrota por penales con un equipo peruano y, quedar fuera, por segundo año, de probar las mieles de las competencias interamericanas. Podemos recordar esas tristezas cercanas y otras mas antiguas; todo eso, y mucho mas.
Pero, por garra, esfuerzo, grandeza y, en algunas ocasiones buen futbol, nunca podemos. ni tenemos, que recordar un acontecimiento deportivo tan terrible, triste, doloroso e indeleble, como si tiene que hacerlo [ mas allá de excusas de autoengaño inservibles] una parte muy numerosa de nuestro publico futbolero. Nunca tuvimos una mancha tan negra como el 26 de junio de 2011. Nunca tuvimos dos años eternos de sufrimiento para evitar ese desenlace improbable e "imposible" de caer al precipicio del averno y, pese a parecer irrealizable, terminar estrellando toda una historia de grandeza anterior. Eso es lo que hoy recordamos con orgullo. Eso, no la desgracia total y eterna del otro grande del futbol argentino. Salud, BOCA JUNIORS .
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