Y....que enorme es el deseo de poder vivir el engaño de un mundo menos material. Vivir en la esperanza de algún Dios o dioses que me den felicidad, otras vidas, el paraíso. En el peor de los casos, vivir en el "temor a Él "; con una espantosa adrenalina que me aterrorice con el infierno pero que, en definitiva me haga sentir vivo. Difícil y complicado es aceptar la materialidad pura. La existencia como único principio y fin. Donde todos y todo, no somos más que una transitoriedad efímera de un devenir histórico de la naturaleza. Planeta y sistema solar incluido. Sin duda, esté panorama de vacío es más aterrador para el ser humano que la existencia de un más allá incomprensible con premios y/ o castigos incluidos. No en vano, los seres humanos hicimos posible que Dios y/o Dioses existan. Es difícil y yermo el camino de encontrar sentido a soportar todas las penas y obstáculos que significan vivir estando la sola materialidad presente. Sólo aquellos hermosos momentos de sentimientos con otros, permiten respirar en oasis de placer y disfrute. Vivir algo cercano a la espiritualidad tan declamada y ansiada. O, engañarnos por momentos con un triunfo deportivo, una aventura exitosa o una nueva figurita que nos permita sentir la completitud del álbum. Tal vez, el acto mismo de este texto sea, quizá, un intento de tratar de darle algo de poesía, de brillo, a esta materialidad. En el mejor de los casos, sea parte de los oasis de placeres efímeros que intentamos construir en la árida existencia de casi siempre.
miércoles, 12 de marzo de 2025
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