lunes, 6 de agosto de 2018


Hoy no soy el que escribe. Es la tinta de la ira que una vez más despierta y se expresa. Los signos se pulsan desde un subsuelo oscuro y cerrado. Escondidas en esa negra y silenciosa humedad, surgen letras desesperadas. Ni siquiera pienso, se dispara sola la angustia y acierta en el blanco que preferiría nunca ver. Un blanco de dolor. Dolor que llora sin pausa, sin camino, sin metas. Lágrimas que no mojan, pero arden. Corroen las entrañas con su ácido mordaz y caliente. Queman. Forman un rió de lava que deja una estela roja y fluye sin pausa. La vieja herida deviene en surco profundo. Ya no extraño, sufro. Sufro de bronca. De bronca y de ausencia.  

1 comentario:

Tu  maldad es inmanente. Por momento parece haber desaparecido.  Que engaño; engaña. Solo es una pausa enmascarada. Tu rabia aparece sin cau...