martes, 31 de julio de 2018


El sol ilumina. Raramente no extraño ese gris plomizo y lluvioso que tanto seduce.  Los algodones de invierno y el frió, igual dicen presente. No escapan de esa luminosidad invariable de nubes ausentes. Las manos se esconden todavía en bolsillos sedientos de visitantes que los acaricien. Las bufandas abrigan temerosas de asfixiar a un huésped taciturno.  El invierno resiste, pero hoy transita un camino diferente. La primavera, tímida y ansiosa, se anuncia jugando a las escondidas entre las sombras.

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