El sol
ilumina. Raramente no extraño ese gris plomizo y lluvioso que tanto
seduce. Los algodones de invierno y el frió, igual dicen presente. No escapan de esa luminosidad invariable de nubes
ausentes. Las manos se esconden todavía en bolsillos sedientos de visitantes
que los acaricien. Las bufandas abrigan temerosas de asfixiar a un huésped taciturno. El invierno resiste, pero hoy transita un
camino diferente. La primavera, tímida y ansiosa, se anuncia jugando a las escondidas
entre las sombras.
martes, 31 de julio de 2018
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