domingo, 8 de julio de 2018


Me preguntan y ya no escucho. Mis pequeños y dulces alumnos. Pagan el costo de tantos años, años y tiempo de enseñar. Recuerdan a mis tres cachorros. Tan presentes, y por eso más ausentes que nunca. Ser padre así es una tortura por momentos interminable. Muchas veces evado ignorando. Cuando ya no puedo,  el sufrimiento es doble. Por no tenerlos y por la culpa de olvidarlos para poder seguir viviendo. Pero se levanta mi Thiago,  me interroga por su tarea.Pero no es él. Es sólo una fantasía la que copia sus rasgos.  Me permite imitar un sentimiento de cercanía en mi imaginación.  Que estará haciendo ahora. Y Ulises?

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