martes, 3 de julio de 2018



Dolor que duele de ausencia. Ausencia, de resentimiento y odio inducido. Ausencia, que se evade y aparenta desentenderse. Y falta. Falta aparente, de presencia clandestina que alivia con una gracia pasajera. Cuanta maldad. Resentimiento y perversión de madre mal parida. Manipulación que se ensaña y arrasa. Arrasa con su propia simiente. Mis cachorros me necesitan; yo a ellos. Espero. Espera de un tiempo donde los lazos se recompongan en su naturaleza de tiempos compartidos. Donde abrazos y caricias, disimuladas por la adolescencia de los años, se reencuentren sin fronteras. Cuanto ahogo. Dolor profundo, como un quebracho que aplasta y penetra el alma. Que quema llegando a los huesos. Fuego que carcome la médula y la astilla sin culpa. Humo que asfixia, hasta negarme la existencia y ofrendarme una vida a medio vivir.


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