miércoles, 12 de marzo de 2025

Como siempre, como nunca, bajé del 64 en Brown y Brandsen. A diferencia de mil veces, no está Nehuén. Las charlas me distraen. Hoy, en soledad, percibo todo con mucha mas claridad. No es solo ver el partido y estar con él. Es tratar de ganar, disfrutar la multitud y el espectáculo diferente. Pero, también es la "permanencia". Cambia la escenografía, los equipos, incluso los colectivos, pero lo que no cambia es la mística, la rutina de llegar y la esperanza del juego. Son poco mas de 90 minutos donde todo, casi todo, parece detenerse en la percepción de la irrealidad, Donde el único objeto del deseo, en toda la extensión de ese espacio atemporal, es la obsesión del encuentro amoroso entre la pelota y la red del arco contrario.  


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