Quiero hablarles y no están. Las palabras se ahorcan en mi garganta aun antes de ser pensadas. Quiero escucharlos y no puedo. Cuando intento oírlos, el silencio se calla de una manera que solo conoce el dolor.
El Templo permanece intacto. Ni Menem, ni el liberalismo cipayo de Macri y sus amigos, pudieron derribar sus viejos muros que resisten. Ni s...
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