miércoles, 11 de diciembre de 2019


Que hermoso que estás cuando llego, cuando respiro y cuando, en definitiva, existo de tanto insistir. 




El grito: "una moneda, una moneda, por favor!”, hiere mí ya frágil resistencia al exterior y sus miserias. Un colectivo completo, ruidoso y el movimiento insaciable de Plaza Once, no hacen más que seguir desnudando el sin sentido del devenir humano.  Sin dudas, no tengo un buen día.  Pero tampoco sucede nada extraordinario.  Sólo existo. 


Tu  maldad es inmanente. Por momento parece haber desaparecido.  Que engaño; engaña. Solo es una pausa enmascarada. Tu rabia aparece sin cau...