El grito: "una moneda, una moneda, por favor!”, hiere mí ya frágil
resistencia al exterior y sus miserias. Un colectivo completo, ruidoso y el
movimiento insaciable de Plaza Once, no hacen más que seguir desnudando el sin
sentido del devenir humano. Sin dudas, no tengo un buen día. Pero
tampoco sucede nada extraordinario. Sólo existo.
miércoles, 11 de diciembre de 2019
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