sábado, 9 de noviembre de 2019


Entre las miserias cotidianas, un oleaje de alegría baña, furtivamente, las costas de nuestra vida. Por momentos, la marea se mantiene alta y el oasis de la felicidad simula una nueva fantasía. Sin embargo, las aguas bajan y muchas veces turbias. A diferencia del Nilo, no siempre queda el humus rico y fértil. En ocasiones, lo sucedáneo, es el pútrido olor nauseabundo de la lucha por sobrevivir.



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